Berlín, principal afectado por el corte de suministro ruso, se quejó de tener que pagar valores «astronómicos» a un «país amigo».
Tras la invasión de Ucrania, Rusia empezó por reducir considerablemente sus entregas de gas a Alemania, antes de interrumpirlas completamente a principios de septiembre. Antes del conflicto, el 55% de las importaciones de gas de Alemania provenían de Rusia.
Para salvaguardar su seguridad energética y proteger a su industria, Berlín tuvo que diversificar su lista de proveedores y aumentó en gran medida sus compras de gas natural licuado (GNL), que se importa mucho más caro.
Alemania, como todo el continente, recurrió a Estados Unidos, cuyas exportaciones de GNL a Europa casi se duplicaron de 2021 a 2022.
«Estados Unidos vino a nosotros cuando los precios del petróleo se dispararon. Pienso que ese tipo de solidaridad también sería útil para amortiguar los precios del gas», declaró el ministro.
La pasada primavera boreal, en plena subida de los precios del petróleo, Estados Unidos y sus aliados de la Agencia Internacional de la Energía echaron mano de sus reservas estratégicas nacionales de barriles para rebajar la presión sobre los mercados.
Fuente: Ámbito





