Otro récord
Sin embargo, y sólo dos meses y medio después el país rompería otro récord: Argentina pediría un waiver antes del segundo desembolso del organismo (nunca antes había pasado en la historia del FMI), y pediría un Stand By del Stand By. Por presión del presidente norteamericano Donald Trump, el organismo volvió a apoyar a Macri y amplió la ayuda en u$s7.000 millones hasta unos u$s57.000 millones totales; acelerando además el ritmo de desembolsos para que el dinero estuviera depositado en las cuentas del Banco Central antes de diciembre de 2019, cuando culminaría la gestión de Cambiemos en el poder.
Sólo impondría una condición: que el dinero no se utilizara para combatir corridas cambiarias, sino para garantizar la capacidad de pago del país y cubrir el bache fiscal; para lo que impondría un plan de reducción del rojo hasta el virtual equilibrio para fin del último año de esa gestión.
El 20 de junio de 2018 era el FMI el que confirmaba la nueva relación a través de un comunicado donde se explicaba con entusiasmo que el Directorio Ejecutivo aprobó un acuerdo de tres años por u$s50.000 millones. Mencionaba luego que la decisión permitía a las autoridades realizar una compra inmediata de u$s15.000 millones. La mitad de ese monto se destinará al respaldo presupuestario. El monto restante del crédito (u$s35.000 millones) estaría disponible a lo largo de la duración del acuerdo, supeditado a exámenes trimestrales.
Objetivos fallidos
La comunicación oficial firmada por Lagarde anunciaba, además, que el plan económico de las autoridades argentinas respaldado por el Acuerdo Stand-By buscaba reforzar la economía del país restableciendo la confianza del mercado mediante un programa macroeconómico coherente que reduciría las necesidades de financiamiento, encauzaría la deuda pública argentina por una trayectoria descendente firme y afianzaría el plan de reducción de la inflación mediante metas de inflación más realistas y el fortalecimiento de la independencia del banco central.
Finalmente llamaba al país a que el programa económico del Gobierno estuviera anclado en el objetivo de lograr un equilibrio primario del gobierno federal para 2020. Esto será clave para restablecer la confianza de los mercados. La mejora del proceso presupuestario y la fijación de esta ancla a mediano plazo para la política fiscal y para las expectativas contribuirían a afianzar estos avances.
Este objetivo, junto con el inflacionario, fue lo que luego incumplió el país. El nuevo acuerdo sucumbió finalmente en agosto de 2019, cuando Macri perdió las elecciones PASO frente a Alberto Fernández por casi 15 puntos, y el entonces presidente decidió dar un volantazo a su gestión rompiendo el compromiso de déficit cero que había cerrado en septiembre de 2018 con el FMI. Se fue Nicolás Dujovne del gobierno, asumió Hernán Lacunza, avanzó en el reperfilamiento de la deuda inminente y terminó con los compromisos asumidos con el FMI. La relación recién se recompondría con las negociaciones que se iniciaron en febrero de 2021 y que culminaron más de un año después.
Fuente: Ámbito




